miércoles, 29 de junio de 2016

Ataque de pánico



Fue unos meses antes de que la pesadilla empezara. Sentada con mi computadora en casa. Seguramente con bastantes cosas dándome vuelta en la cabeza. Exceso de pensamientos reiterativos. No recuerdo que estaba haciendo ni que mantenía mi mente ocupada, solo se que mirando el monitor todo empezó a girar como si estuviera en una calesita. Quieta, con la mirada fija. Sentí que todo giraba alrededor mío sin parar. Sentí que me iba a morir. Lo único que pude hacer fue gritar “mamá, vení a ayudarme”.

Me tiré al piso porque creía que me iba a caer de la silla, y si me iba a morir o a desmayar, en el piso sería menos trágico. Mi mamá vino, le pedí un abrazo y solo le dije “estoy mareada, me voy a morir”. Y lloré mucho rato sin parar abrazada a mi mamá, hasta que se me pasó.


Ese fue mi primer episodio con los ataques de pánico.  

sábado, 25 de junio de 2016

El principio de la pesadilla II

Los días cada vez se ponían más complicados. Recuerdo que fue los primeros días de julio de 2014.
Mi hermana se estaba por mudar pegadito a casa, luego de un divorcio complicado por violencia doméstica. A mi mamá esa situación la afectó muchísimo. Todas las cosas por las que pasó mi hermana las sintió como propias.

Yo pensaba que tenerla más cerca con su nieto pequeño la iba a poner más animada. Pero creo que fue todo lo contrario a lo que yo esperaba.

En el correr de julio de ese año no pude moverme de mi casa. Era imposible dejarla sola. Las noches se habían vuelto un infierno. Se despertaba de madrugada, desarmaba la cama. Gritaba. Una noche lloraba desconsolada porque me decía que estaba durmiendo en el piso de una iglesia. Me metía en su cama y dormíamos abrazadas. En su cabeza ella vivía una pesadilla y yo en mi realidad otra.

Pasé un par de semanas donde ella dormía conmigo y mi pareja solo en el dormitorio de mamá. Dormir con ella de la mano me aseguraba que ella estuviera tranquila y que la madrugara la padeciera yo sola. Muchos momentos ya no los recuerdo porque fue todo muy intenso y doloroso.


Uno de los momentos donde sentí que no daba más fue una mañana ayudándola a bañarse. Estabamos las dos solas y se empezó a desvanecer, se puso pálida, como pude la senté en un banquito. No recuerdo como hice para dejarla sola. Corrí hasta lo de mi vecina y le pedí ayuda. En el edificio había una chica que es enfermera y que pudo ayudarnos. Le había dado una convulsión. Nunca había visto una, no sabía ni lo que era. Y ahí tuve que empezar a tomar decisiones…

viernes, 24 de junio de 2016

Padres eternos

Exigimos padres eternos, padres que cumplan el rol todos los días, hasta que cumplan 100 años. Rogamos amor y atención a todas las edades. No son seres humanos, no entran en esa categoría. Les pedimos todo el tiempo. Cuando nacemos, cuando somos adolescentes, en momentos obvios de la vida, y después de grandes capaz que mucho más. Lo veo hace un tiempo y ayer me cayó la ficha. 

Ultimamente mi crecimiento personal y emocional lo hago mirando historias y vínculos en el residencial donde está mi mamá. Es imponente el juego hijos/padres. Después de la adolescencia, cuando nos vamos de casa a jugar a “mi nueva casa, mi nueva familia”. Nos vamos pero siempre estamos ahí para exigir, para levantar el teléfono y pedir. En la vida me he rodeado de gente (capaz por karma) que ha tratado a sus padres como “proveedores”. Padre, no te llamo para ver como estás, si te sentís bien, si necesitas algo. Sino para quejarme, rezongarte  y exigirte. Vamos y saqueamos heladeras (tenés idea de su jubilación?, de su sueldo? sabés si les da?) como si tuviéramos 15 años. 

Cuando dejan de trabajar obviamos que van a cuidar a nuestros hijos y se los enchufamos porque total… siempre quiso ser abuel@! “Ahora que no hace nada que me cuide al borrego” (nunca te cuestionas si quiere ir a clases de baile, gimnasio, canto, cocina, o estudiar lo que nunca pudo), YA ESTÁ VIEJO PARA ESO, QUE CUMPLA SU ROL. Si no se quiere levantar pensas que exagera, que es víctima, razonas: “si nunca se siente mal, deben ser cosas de él/ella”. Y si te llama y se queja mucho buscas una excusa para cortarle, “porque bastante te estresaste en el trabajo para aguantar boludeces”. Y así vamos por la vida, obviando el dolor que puedan tener, y haciéndonos los tontos, pidiendo que no se vayan nunca porque más dolor vamos a tener nosotros si se van (más que su pareja, la que eligió antes de tenerte). Entonces el día que se enferman de verdad, también lo negamos. ¿Quién se cree que es para enfermarse y hacerme cargar con esta responsabilidad? He visto casos en el residencial de personas que están bien y cuando aparecen sus hijos cierran los ojos o se duermen, porque no los quieren escuchar! A veces me resulta hasta gracioso. Hay una señora que va a ver a su papá casi todos los días y a pesar que él no puede moverse se empecina en sacarlo a la calle. Hijos que sabiendo que la persona no sabe ni que día ni año es se enojan!  “Porque no me abris los ojos? Mirame! Blablablá”. Exigimos que nos den atención hasta cuando se están muriendo. Así de crueles somos como hijos. Tenemos una ignorancia emocional que asusta. 

El otro día veía a una muchacha tocarle timbre a la madre (sola, 85 años), estuvo rato y luego agarró el cel y la llamó “MAMÁ, ESTOY ABAJO, QUE PASA QUE NO ME ABRIS?”. Loca ¿no te das cuenta que si arrastra los pies para caminar, no es un avión? No ves la medicación que toma? No pensas que puede estar dormida o que se puede haber caído? Pensás que de grande se puso medio suci@ y no se quiere bañar porque tiene frío. ¿No pensás que le da miedo caerse en la ducha? Resbalarse? Y que prefiere no pedirte ayuda para que no resoples o la quieras llevar al médico de prepo? Si notas que repite el mismo tema cada vez que los ves, por lo bajo resoplas y decis “siempre me habla de lo mismo, que reiterativ@”. O le decis “no jodas más con lo mismo”. Encima nos creemos inmortales. Nos vemos tan jóvenes y espléndidos que creemos que vamos a llegar como Mirtha Legrand (con la misma plata y la misma cantidad de empleadas). Pero tal vez esto que te cuento hoy no te toque (si tenes mi edad o sos más chic@) porque a mi la vida se me adelantó un poco y me hizo ver la película antes. Probablemente estes en el proceso de exigir que tus padres te cuiden a tus hijos nada más. Pero no te olvides que son seres humanos con vidas e historias, y sueños. No solo están ahí para ser “papá o mamá”. Empezá a ver al ser humano, que sufre, se enferma, se deprime y siente como vos.

jueves, 23 de junio de 2016

El principio de la pesadilla

La pesadilla empezó en el 2014 (bueno, en realidad desde antes, cuando papá falleció). El día que mamá me preguntó: “que es esto?”. El frasco de jabón que usábamos todos los días. Solo pensé que quería llamar mi atención, y tomarme el pelo.

Había mañanas que llegaba al comedor y me decía “cual es mi silla?” (teniendo el lugar siempre definido por costumbre). Eso me irritaba mucho. Yo solo pensaba :“está queriendo llamar la atención”. Que ingenua e ignorante fui.
Fueron tantos pequeños detalles. Fueron tantas señales que decidí ignorar y pensar que era un tema de depresión, soledad y vejez.

Lo peor empezó cuando me decía que atienda el teléfono, que era mi hermana, que “por qué no me movía!” (no sucedía). Que el timbre sonaba y que su prima estaba abajo, esperando que le abra.
Días que se acercaba a la puerta y me decía que había alguien. Tardes en que salía del baño llorando porque decía que había gente que la insultaba por la ventana.
Una amiga de ella me lo advirtió “tu mamá no está bien, tiene un principio de Alzheimer”. Y lo primero que pensé fue: “que divague! Mi mamá esa enfermedad? Imposible! Eso no nos va a tocar en la familia, debe tener una profunda depresión, un brote psicótico que con medicación se le va a pasar”.

Nunca imaginé todo lo que iba a venir después…






miércoles, 22 de junio de 2016

Limpiar el alma

Catarsis para limpiar el alma. Catarsis para vaciar la mochila.
Pasé muchos años con dolores varios que no sabían porque eran. Hoy sé que eran emocionales. Dolores de cabeza, de panza, de pecho. Cansancio. Dolores de espalda, alergias (de piel, nasales). Dolores de espalda, calambres. Ataques de pánico.
Todo eso fue desapareciendo con los años, sin ir al médico (porque eran en momentos puntales, y en determinadas situaciones de estrés), luego de empezar terapia.
Terapia, reiki, flores de bach, registros akáshicos, constelaciones familiares, pasé por todos lados buscando un poco de luz, cuando tomé consciencia que ya no daba más, de que se me iba la vida.
Cuando vivis una vida que no es la que esperabas (o la que hubieras querido) la desesperación emocional te abraza y te lleva a lugares oscuros.
Después de cuatro años de terapia y haber transitado muchos infiernos, se que sin todo el dolor vivido no hubiera crecido como persona. Así que te agradezco “dolor” por acompañarme, por hacerme valorar la vida y ayudarme a renacer.

Catarsis

"La catarsis remite a la liberación de las pasiones, es decir, a la expresión de los sentimientos internos que produce una sensación de liberación plena y de pureza. Una catarsis remite también a un hecho que marca un punto de inflexión en la vida de una persona. Una catarsis hace referencia a un hecho que marca de una forma profunda a la persona que siente una serie de emociones y sentimientos a partir de ese suceso que genera una cadena de reacciones en el mundo emocional. En ese caso, la verdadera catarsis se produce cuando la persona logra liberar todas esas emociones a nivel interior". 

Y no hay mejor liberación que escribir, para soltar...