La pesadilla empezó en el 2014 (bueno, en realidad desde
antes, cuando papá falleció). El día que mamá me preguntó: “que es esto?”. El
frasco de jabón que usábamos todos los días. Solo pensé que quería llamar mi atención,
y tomarme el pelo.
Había mañanas que llegaba al comedor y me decía “cual es mi
silla?” (teniendo el lugar siempre definido por costumbre). Eso me irritaba
mucho. Yo solo pensaba :“está queriendo llamar la atención”. Que ingenua e
ignorante fui.
Fueron tantos pequeños detalles. Fueron tantas señales que
decidí ignorar y pensar que era un tema de depresión, soledad y vejez.
Lo peor empezó cuando me decía que atienda el teléfono, que
era mi hermana, que “por qué no me movía!” (no sucedía). Que el timbre sonaba y
que su prima estaba abajo, esperando que le abra.
Días que se acercaba a la puerta y me decía que había
alguien. Tardes en que salía del baño llorando porque decía que había gente que
la insultaba por la ventana.
Una amiga de ella me lo advirtió “tu mamá no está bien,
tiene un principio de Alzheimer”. Y lo primero que pensé fue: “que divague! Mi mamá
esa enfermedad? Imposible! Eso no nos va a tocar en la familia, debe tener una
profunda depresión, un brote psicótico que con medicación se le va a pasar”.
Nunca imaginé todo lo que iba a venir después…
Nunca imaginé todo lo que iba a venir después…
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